El 11 de febrero se conmemora esta efeméride para la inclusión y la participación igualitaria para las mujeres y las niñas en la ciencia
A lo largo de la historia, las niñas han experimentado desde pequeñas un sesgo hacia las asignaturas STEM por falsos estereotipos sociales. Trataban de convencerlas de que son difíciles y de que sus capacidades para estas asignaturas son inferiores a las de sus compañeros, a pesar de que las calificaciones son cuando menos iguales a las de los niños.
Como consecuencia apenas un 25% de quienes eligen grados STEAM son mujeres. En grados como el de Informática la presencia de mujeres no alcanza el 13%. Las mujeres en estudios de máster en Ingeniería y Arquitectura representan el 32% del total, cifra que desciende a un 20% en doctorados de Informática e Ingeniería.
La baja representación de las mujeres en ámbitos STEM se traslada al mercado laboral: las mujeres representan solo el 33% de las personas dedicadas a la investigación en ciencias y el 22,6% de las personas empleadas en sectores intensivos de tecnología.
Desde un punto de vista ético, social y económico, la inclusión de las mujeres en la ciencia es una necesidad para contribuir a un desarrollo inteligente, sostenible e inclusivo de la sociedad y para hacer un uso completo del capital humano.